Después de veintitrés etapas y casi cinco mil kilómetros, al término del Tour de Francia de 1952, los aplausos del Parque de los Príncipes son todos para el maillot amarillo italiano, el dominador absoluto de la carrera: Fausto Coppi. Con el apoyo del equipo nacional en el que brillaban entre otros dos grandes del ciclismo italiano, Gino Bartali y Fiorenzo Magni, Coppi logró resistir a los ataques de los franceses, de los belgas y de los españoles y reponerse a una serie de desafortunados accidentes. Mario Fossati fue testigo de aquella hazaña. Enviado por La Gazzetta dello Sport, siguió la carrera desde una motocicleta y recopiló información en los hoteles donde se alojaban sus protagonistas. En el libro narra el triunfo de Coppi día tras día como si fuera un guion cinematográfico. Fossati no se limita a la descripción de las etapas sino que ofrece un retrato de todos sus protagonistas, analiza la rivalidad entre Coppi y Bartali, desvela las estrategias de Alfredo Binda, excampeón y capitán del equipo italiano, y recopila las palabras de Biagio Cavanna, el fisioterapeuta ciego, mentor de Coppi. Con un estilo tan elegante y potente como una escapada del Campeonísimo, uno de los maestros del periodismo italiano nos devuelve aquel ciclismo heroico, el deporte por excelencia, en el que una entera generación se vio reflejada.
'En mayo de 1949 Sicilia acoge la salida y las primeras dos etapas de la más prestigiosa competición del ciclismo nacional, el Giro de Italia. La trigésimo segunda edición fue memorable, entre otras cosas, porque tuvo a un cronista de excepción: Dino Buzzati. La competición se desarrolla en un contexto histórico particular: el progresivo acercamiento del Giro al sur de Italia, en la tierra del bandido Giuliano, para subrayar la renovada unidad nacional, teniendo como telón de fondo la reconstrucción posbélica de una Italia empobrecida y destrozada por la guerra. Dos semanas después de la tragedia del Gran Torino, desaparecido para siempre entre las nieblas de Superga, el 18 de mayo desembarcan en Palermo 102 ciclistas, y entre ellos, Dino Buzzati, corresponsal del Corriere della Sera. El escritor y periodista no se limita a la crónica deportiva, sino que construye un memorable retrato de aquella Italia eufórica e inquieta y de aquellos atletas que devolvieron algo de felicidad a un país que necesitaba olvidar. En la crónica de Buzzati no podían faltar Fausto Coppi y Gino Bartali, los gigantes del ciclismo italiano, cuya rivalidad adquiere tintes de alegoría bélica ofreciendo un ejemplo impecable de periodismo literario. Los veinticinco artículos pueden y deben leerse como un largo relato, donde el narrador acaba eclipsando al periodista, la percepción se entrelaza cada vez más con la imaginación y la descripción se transforma en una misteriosa y encantadora metáfora de la existencia.
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