"Samuel es un hombre tranquilo, es maestro en una de las universidades más prestigiosas de México, tiene una
novia hermosa con la que planea casarse y no pide nada más que ser feliz.
Todo se va a la deriva cuando su madre le obliga a cuidar a la desvergonzada hija de su mejor amiga.
La joven lo envolverá en un juego que pondrá en riesgo todo lo que ha conseguido y le convertirá en un
hombre de excesos: adicto a mirarla, adicto a tocarla, adicto a saborear sus labios, adicto a Rebecca."
"'A lo largo del día pasan muchas cosas en la vida de Natalie: pelea con esos odiosos trolls a los que llama hermanos pues la molestan porque le gustan los unicornios, se quiebra la cabeza en la clase de matemáticas, hace como si no le importara el divorcio de sus padres y suspira cuando su crush pasa frente a ella... ¿suspira? ¡Mentira! Ella prácticamente se derrite y se pone temblorosa al ver a Shawn Price, quien no se da cuenta de las dulces miradas indiscretas de cierta chica ya que está muy ocupado haciendo cosas de chicos y mirando a la perfecta Hannah Carson como para notarla; no es como si se quejara, sería bastante vergonzoso que la viera babear por él de todos modos.
Ni hablar, Shawn y Nat jamás hablaran, jamás tendrán una cita, jamás se besarán y jamás le romperá el corazón... ¿o sí?
«No importa qué tan amarga sea la vida, puedes agregar azúcar»'"
"'Hannah es el sinónimo de perfección: es hermosa, tiene las notas más altas de su escuela, los amigos que todos desearían tener, un novio atractivo al cual adora y una familia perfecta. De pronto su castillo se derrumba al darse cuenta de que las notas no valen nada, en realidad no tiene amigos, su novio no la valora y su familia finge felicidad.
Entonces Oliver Doms irrumpe en su vida, amenazando con destrozar la máscara que ha construido con tanto esfuerzo, poniendo su mundo de cabeza.'"